Después de nuestras dos últimas entradas tenemos bastante claro cómo reaccionar ante una parada cardiorrespiratoria. Al menos conocemos los pasos a seguir y somos conscientes de que deberíamos asistir a un curso, que nos ocupará como mucho una tarde, para aprender a aplicar los conocimientos teóricos que casi todos hemos oído en muchas ocasiones.
Quien más y quien menos había oído hablar de “hacer el boca a boca” desde pequeño, la diferencia es que hemos aprendido que también hay que comprimir el pecho para incentivar el ritmo del corazón y a llamarlo “reanimación cardiorrespiratoria”.
Y una vez que teníamos todo claro y nos sentíamos confiados y seguros, hemos empezado a escuchar en los medios un concepto diferente que de nuevo nos despista: soporte vital básico.
Entonces, ¿qué es el soporte vital básico? Habitualmente se define como unas medidas que debe conocer todo el mundo ya que son aquellas que se deben practicar cuando alguien sufre una parada cardiorrespiratoria. Estas medidas se dividen en dos fases, la primera es alertar cuanto antes al personal médico cualificado, la segunda es valorar el estado de la víctima y, si es necesario, realizar las compresiones y la ventilación artificial. Tras estas medidas que cualquier ciudadano puede realizar, los servicios médicos cualificados procederán a realizar las descargas eléctricas utilizando el método de desfibrilación y posteriores cuidados médicos.
Efectivamente, has acertado con tu respuesta, son dos nombres diferentes para un mismo concepto. Si ya sabes cómo realizar una reanimación cardiorrespiratoria no debes preocuparte más. Si aún no tienes conocimientos de primeros auxilios, puedes acudir a cualquiera de los muchos cursos de soporte vital básico, conocido como SVB, que se imparten actualmente para sentirte preparado ante cualquier emergencia.
La aplicación de las técnicas de soporte vital básico son las mismas en cualquier situación, no te despistes si ves cursos destinados para ciertos profesionales en concreto. Habitualmente se imparten cursos para profesionales para poder poner ejemplos de situaciones comunes en las que te puedes encontrar en tu día a día, o como parte del plan de formación de la empresa. Sin embargo, sí es aconsejable acudir a cursos específicos para padres o para docentes ya que sí que existen algunas diferencias entre aplicar el soporte vital básico a un adulto o a un niño. Por ejemplo, la fuerza con la que se deben realizar las compresiones o el número de ventilaciones a realizar.