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Víctima de su propia política

[ Última modificación: 30 abril 2014 ]

Por Carme Chaparro – 
¿Quién le iba a decir al alcalde de As Somozas, Manuel Candocia, que una decisión suya acabaría costándole la vida? O, mejor dicho, que si hubiera tomado otra decisión podría haberla salvado.
El domingo, mientras estaba en las gradas presenciando el partido de futbol del Somoza contra el Cerceda, cayó al suelo víctima de un infarto. Un futbolista y un periodista intentaron reanimarlo sobre el césped. Después contarían a La Voz de Galicia que, durante un momento, consiguieron que su corazón volviera a latir. Pero finalmente falleció.
La ambulancia tardó media hora en llegar.
¿Qué podría haberle salvado la vida? Un desfibrilador.
Pero fue el propio fallecido el que se había opuesto a que el campo de futbol de su pueblo contara con uno.Puede hacer más mal que bien, recordaba que Candocia dijo el presidente de la Federación Galega de Fútbol.
Pues, en ese caso, el bien que hubiera hecho le podría haber salvado la vida.Según el Ministerio de Sanidad, cada año en España 68.500 personas sufren un infarto. De ellas, casi 25.000 se producen fuera del hospital, Tres de cada diez infartados mueren antes de ser atendidos por personal médico. Si a esas 7.500 personas se les hubiera practicado una desfibrilación en el primer minuto posterior al infarto, se habrían salvado casi todas, un 90 por ciento.Hace seis meses fallecía, por la misma causa, Ángel Luis del Olmo, juez de lo Social de Madrid. Tenía 58 años. Sus compañeros se lamentaron amargamente por la falta de un desfibrilador en los juzgados, que le hubiera salvado la vida. Pero la Comunidad de Madrid, al contrario que otras, no ha regulado su uso fuera de los hospitales.Para lugares públicos existe el desfibrilador externo semiautomático. Su uso es bastante sencillo, y el aparato va dictando al usuario lo que tiene que ir haciendo en cada momento. Así lo explica la web SalvaVidas:
Pero también es fundamental que todos sepamos hacer una reanimación cardíaca manual. Estoy convencida de que muy pocos de ustedes sabrían practicarla de manera correcta porque nunca han recibido un curso de primeros auxilios.